Elio Di Rupo, líder del PS francófono belga, fue designado por Alberto II para formar un nuevo gobierno, tras casi un año de infructíferas negociaciones de coalición entre el sur, de habla francesa, y el norte, de habla flamenca
El Palacio Real informó, en un breve comunicado, que "el rey recibió en audiencia, esta noche, en el castillo de Laeken, a Elio Di Rupo. Le encargó formar un gobierno y le pidió que tomara toda iniciativa útil a este efecto. Di Rupo aceptó esta misión". En caso de llegar a buen puerto las negociaciones, Di Rupo, de 59 años, se convertiría en primer ministro y pondría fin a una crisis institucional récord.
Las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno se estancaron en junio de 2010, tras las elecciones, debido a fuertes divergencias entre flamencos y francófonos. Durante el verano boreal de 2010, Di Rupo se encargó de la "preformación" del gobierno, pero fracasó a principios de septiembre. Desde entonces, el monarca nombró a varios mediadores, pero nunca había encargado formalmente la misión a nadie. El Partido Socialista de Elio Di Rupo ganó las elecciones en el lado francófono del país, mientras que los independentistas de la Nueva Alianza Flamenca de Bart De Wever vencieron en la parte flamenca.
El nuevo gobierno deberá crear una coalición estable para encarar la reforma del Estado, a la que todos se han comprometido.
El último de los emisarios reales que intervino fue el líder democristiano flamenco Wouter Beke, presidente del CD&V, quien presentó, la pasada semana, al rey un informe positivo sobre las conversaciones mantenidas en las últimas semanas con varios partidos. Así, Alberto II inició las reuniones con las principales fuerzas políticas con la certeza de que esta vez hay una "base sólida" para lograr un resultado positivo.
Di Rupo recogió, entonces, el testigo de Bart De Wever, el polémico líder nacionalista flamenco, quien es visto desde la parte francoparlante del país como el principal responsable de la crisis política. De Wever fue el gran vencedor de las elecciones del 13 de junio de 2010, pero no ha podido -y para muchos no ha querido- convertirse en primer ministro.
Si Di Rupo logra serlo, sería la primera vez en 30 años que un francófono se coloca al frente del gobierno federal, un puesto que han copado en las últimas décadas los líderes flamencos, que representan a la parte más poblada del país.
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