El poder y la muerte han sido vecinos históricos de la Casa Blanca, con asesinatos, duelos e intrigas, que reviven cada año en las historias de fantasmas narradas en la noche de Halloween.
Un año más, centenares de personas se reunirán la noche del 31 de octubre a las puertas de la gran mansión de Washington para escuchar los secretos que guardan los dramas ocurridos durante más de dos siglos de historia en el vecindario y también dentro del hogar presidencial.
"El fantasma de (Abraham) Lincoln es el más famoso", apuntó a Efe Renee Calarco, guía turística de Washington Walks, una de las varias compañías que organizan durante todo el año tours sobre los sitios "encantados" que rodean la Casa Blanca.
El asesinato de Lincoln, uno de los presidentes más queridos por los estadounidenses, ocurrió en plena guerra civil en una trama conspirativa de los rebeldes sureños que se fraguó en las calles de la capital.
Desde entonces, varios presidentes han tenido que contestar a la pregunta de si habían visto o sentido su fantasma y algunos hasta tenían preparada una respuesta.
El republicano Ronald Reagan, que ocupó la Casa Blanca de 1981 a 1989, dijo que nunca había visto el fantasma, pero creía que su perro lo había olfateado porque ladraba demasiado sin motivo aparente.
Otros preferían bromear sobre sí mismos. Harry Truman, que asumió la presidencia en 1945 hasta 1953, aseguró que una noche alguien tocó su puerta y al abrirla escuchó el eco de los pasos de los corredores vacíos del viejo caserón.
Andrew Jackson, el séptimo presidente de la historia del país, no sólo tenía fama de ser uno de los presidentes con más "mala leche" en vida, sino también muerto, según recuenta Calarco que cita los relatos de trabajadores de la Casa Blanca.
Muchos escuchaban y hasta soñaban con sus gritos enfurecidos que, según decían en rumores que se expandieron por el barrio, llegaban desde la ultratumba.
Fuera de las impenetrables paredes de la Casa Blanca, más historias se esconden en el parque Lafayette, una verde y arbolada plaza de estilo francés rodeada de mansiones en el siglo XIX y hoy dominada por edificios oficiales, turistas y policías.
"Este solía ser un barrio donde vivía gente muy poderosa, como senadores, congresistas... Y porque eran tan poderosos, se peleaban y a veces las cosas se les iban de las manos muy rápidamente", explicó la guía.
De esos duelos, persecuciones, asesinatos y suicidios, la gente del barrio inventaba historias de fantasmas que se transmitieron de abuelos a nietos y se han recogido en el libro "Washington Ghost Stories", de John Alexander.
Una de las más populares se sitúa a pocos metros de la Casa Blanca, en la casa y ahora museo del héroe de guerra Stephen Decatur (1779-1820), que se ha convertido en un punto de referencia para aficionados al espiritismo y teorías esotéricas de EEUU.
Asociaciones de "cazafantasmas", como los de Baltimore, incluso han alquilado las dependencias para "medir con los puntos calientes de presencias extrañas", señaló Calarco.
El "fantasma perseguido" es el del propio Decatur, un capitán de la Armada que murió en el duelo contra un viejo amigo convertido en enemigo, James Barrom, al que en el último minuto del desafío no quiso matar y le disparó en la pierna.
Historias como ésta volverán a repetirse el domingo en el último tour del año, según explica la guía, pero ante un público muy especial que además de ser el más numeroso de la temporada llegará cargado de dulces y, en algunos casos, con familias, jóvenes y hasta sus perros disfrazados.
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